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domingo, 26 de marzo de 2023

EL PINATAR

                    El Domingo de Resurrección, una vez acabado el tiempo de restricciones de la cuaresma y para celebrar el milagro de la resurrección, en el Poblado Forestal de Mazagón se celebraba una fiesta, al igual que en muchas otras partes de nuestro país y seguramente importada por los habitantes procedentes de tierras andevaleñas que consistía en hacer una comida familiar en el campo.

               Esta fiesta se desarrollaba en el pinar existente en la margen derecha del Arroyo de Las Huesas, de ahí que se le denominara “EL PINATAR” y acudía la mayor parte de la gente que habitaba en el Poblado.

               Cada familia llevaba sus viandas que compartían con los demás y entre ellas cabe destacar el típico hornazo con el huevo duro.

               Una vez en el campo, se hacían columpios y juegos infantiles para la diversión de la chiquillería.

               Esta fiesta se dejó de hacer en señal de luto por el fallecimiento de una de las personas organizadoras y nunca más se volvió a realizar.

               Nuestra asociación, con el fin de rescatar la memoria histórica de nuestro Poblado, la vuelve a organizar esperando que la disfrutemos durante muchos años más.

domingo, 26 de mayo de 2019

FIESTA DEL PINO


Portada de "El Pino de la Calle Larga" de Sebastián García Vázquez


     De entre las fiestas que se celebraban en el Poblado Forestal de Mazagón, una cobraba especial interés por lo divertida que era y también porque es una de las que más recuerdan sus antiguos habitantes. Se trata de la Fiesta del Pino que se celebraba el día de San Juan.


     Esta fiesta que seguramente surgió por la influencia de las personas que procedían del Andévalo onubense (Tharsis, Minas Herrerías, La Zarza, El Perrunal, El Granado…) es igual que las que se celebran en las diferentes poblaciones de esa comarca. En ella participaba mayoritariamente la juventud.


     Por la mañana, los hombres traían del campo un palo largo que las mujeres adornaban con romero, cadenetas y banderitas de papel. En la parte superior del palo se colocaba un pepino, un tomate y un espejo.


     El palo se ponía en el centro de una de las calles de chozas, justo donde estaba la fuente (El Grifo) donde se tomaba el agua.


     Al atardecer la gente se agrupaba junto a este tótem, símbolo fálico ancestral, “símbolo de lo fértil dentro del mundo rural”, o eso recuerda ese gran palo clavado en la tierra al que la gente adorna, canta y baila en corro a su alrededor, “como si el mundo girara alrededor de un eje, el único eje, el más antiguo, el de la fertilidad”, como nos hace ver Manuel Garrido Palacios en su artículo “Sanjuaneando”, publicado en el año 1988 en la Revista de Folklore nº 94.


     La gente se ponía en círculo alrededor del palo adornado e iban andando en corro, agarrados de las manos y cantando las letrillas con el tono típico que iniciaba una persona y le seguían las demás, tocando panderetas y haciendo palmas: “Día de San Juan Alegre / día triste para mí / porque Juanillo se llama / la prenda que yo perdí.” Al cantar el estribillo, “Ole ole tengo un chaleco / ole ole de tira bordá / ole ole yo no me lo pongo / ole ole hasta San Juan” el corro se paraba y se miraba a la persona que se tenía a la izquierda y a la derecha, alternativamente.

      Era una fiesta de galanteo que los jóvenes aprovechaban para ponerse al lado del o de la que le gustaba y poder cogerle la mano y mirarle a la cara. Si no era del agrado de la persona pretendida, cambiaba de sitio.

domingo, 15 de julio de 2018

VIRGEN DEL CARMEN




No sabemos quién tomaría la decisión ni por qué  pero en la iglesia del Poblado Forestal de Mazagón (que desde el principio se llamó Capilla de Cristo Crucificado) habían tres imágenes: un Cristo crucificado, de gran tamaño que presidía el altar  y  un San Francisco de Asís y una Virgen del Carmen que ocupaban sendas peanas a izquierda y derecha del mismo. Entendemos que San Francisco se decidió por ser el patrón de los forestales y suponemos que la decisión de poner a la Virgen del Carmen se tomó por ser una zona de costa pero no lo sabemos con seguridad.

Para ser un sitio tan pequeño, en el Poblado se celebraban muchas fiestas (El Pino en primavera, el Pinatar el lunes de Pascua, Reyes Magos, Corpus, algún atisbo de carnaval, a pesar de la prohibición en la época…) pero la que se tomó como fiesta grande fue el día de la Virgen del Carmen.

El día 16 de julio, todo el mundo se vestía con sus mejores galas y las niñas y los niños hacían la Primera Comunión.

Los días previos ya se andaba preparando las andas para poner en ellas a la Virgen y adornarla con flores y helechos. En paralelo, se habían sacado todos los pupitres de la escuela, que se quedaba vacía y se colocaba en ella unas largas mesas cubiertas con manteles de color azul claro. El día anterior a la festividad, todos los niños llevaban un vaso o taza y se le ponía su nombre. Se estaba preparando la gran chocolatada.

Comenzaba el día con una misa en la que las niñas y niños tomaban su primera comunión y posteriormente se hacía una procesión llevando en andas a la Virgen del Carmen por todo el poblado: plaza, chozas y casa forestal para regresar posteriormente a la iglesia.

Una vez de vuelta, todas las niñas y niños de la escuela entraban en ella, cada uno se colocaba donde estaba su taza y se le servía chocolate con galletas. Era la manera de celebrarlo, para todos igual y para todos lo mismo, no había diferencia, aunque posteriormente cada uno en su casa lo celebraba como mejor le parecía. Era un día grande en honor a la Virgen del Carmen que seguro todos recordamos con alegría y cierta añoranza.

domingo, 8 de julio de 2018

CÓMO NOS ALUMBRÁBAMOS

CÓMO NOS ALUMBRÁBAMOS


Hasta el año 1971 no llegó la luz eléctrica al Poblado de Mazagón (a las casas, a las chozas no llegó nunca).

En la Casa Forestal sí que podían alumbrarse con electricidad generada por un motor de camión reciclado para bombear el agua desde el pozo a los depósitos del Poblado y que se aprovechaba para esta doble función.

En las primeras chozas asentadas en la Majada de Galán, actual zona recreativa frente a la Casa Forestal y Parador de Turismo, se alumbraban mediante candiles de aceite, fundamentalmente y quinqués de petróleo. Estos últimos tuvieron poco éxito por la dificultad de adquirir el combustible.

Pero rápidamente, tal vez por influencia de la gente procedente de las minas, se popularizó la lámpara de acetileno o carburo como allí se denominaba. Es la que más se utilizaba hasta la llegada del gas butano.

Era frecuente al atardecer, ver a las personas preparando su lámpara, quitando las cenizas de la noche anterior y poniendo nuevas piedras de carburo para tener luz durante la noche que se avecinaba.


La lámpara de acetileno consta de dos depósitos, uno superior para poner agua y otro inferior donde se colocan las piedras de carburo de calcio. Al caer las gotas de agua, administradas por un regulador en las piedras, se forma un gas llamado acetileno que asciende por un tubo a una boquilla que al contacto con una llama, se prende. La llama es más o menos grande según la cantidad de agua que cae en las piedras.

 

Entrevista a la Junta Directiva de la Asociación y a Amigos del Poblao con motivo de la Convivencia del año 2022 Moguer Radio