PÁGINAS

domingo, 26 de mayo de 2019

FIESTA DEL PINO


Portada de "El Pino de la Calle Larga" de Sebastián García Vázquez


     De entre las fiestas que se celebraban en el Poblado Forestal de Mazagón, una cobraba especial interés por lo divertida que era y también porque es una de las que más recuerdan sus antiguos habitantes. Se trata de la Fiesta del Pino que se celebraba el día de San Juan.


     Esta fiesta que seguramente surgió por la influencia de las personas que procedían del Andévalo onubense (Tharsis, Minas Herrerías, La Zarza, El Perrunal, El Granado…) es igual que las que se celebran en las diferentes poblaciones de esa comarca. En ella participaba mayoritariamente la juventud.


     Por la mañana, los hombres traían del campo un palo largo que las mujeres adornaban con romero, cadenetas y banderitas de papel. En la parte superior del palo se colocaba un pepino, un tomate y un espejo.


     El palo se ponía en el centro de una de las calles de chozas, justo donde estaba la fuente (El Grifo) donde se tomaba el agua.


     Al atardecer la gente se agrupaba junto a este tótem, símbolo fálico ancestral, “símbolo de lo fértil dentro del mundo rural”, o eso recuerda ese gran palo clavado en la tierra al que la gente adorna, canta y baila en corro a su alrededor, “como si el mundo girara alrededor de un eje, el único eje, el más antiguo, el de la fertilidad”, como nos hace ver Manuel Garrido Palacios en su artículo “Sanjuaneando”, publicado en el año 1988 en la Revista de Folklore nº 94.


     La gente se ponía en círculo alrededor del palo adornado e iban andando en corro, agarrados de las manos y cantando las letrillas con el tono típico que iniciaba una persona y le seguían las demás, tocando panderetas y haciendo palmas: “Día de San Juan Alegre / día triste para mí / porque Juanillo se llama / la prenda que yo perdí.” Al cantar el estribillo, “Ole ole tengo un chaleco / ole ole de tira bordá / ole ole yo no me lo pongo / ole ole hasta San Juan” el corro se paraba y se miraba a la persona que se tenía a la izquierda y a la derecha, alternativamente.

      Era una fiesta de galanteo que los jóvenes aprovechaban para ponerse al lado del o de la que le gustaba y poder cogerle la mano y mirarle a la cara. Si no era del agrado de la persona pretendida, cambiaba de sitio.

Entrevista a la Junta Directiva de la Asociación y a Amigos del Poblao con motivo de la Convivencia del año 2022 Moguer Radio