No sabemos quién tomaría la
decisión ni por qué pero en la iglesia
del Poblado Forestal de Mazagón (que desde el principio se llamó Capilla de
Cristo Crucificado) habían tres imágenes: un Cristo crucificado, de gran tamaño
que presidía el altar y un San Francisco de Asís y una Virgen del
Carmen que ocupaban sendas peanas a izquierda y derecha del mismo. Entendemos
que San Francisco se decidió por ser el patrón de los forestales y suponemos
que la decisión de poner a la Virgen del Carmen se tomó por ser una zona de
costa pero no lo sabemos con seguridad.
Para ser un sitio tan pequeño, en
el Poblado se celebraban muchas fiestas (El Pino en primavera, el Pinatar el
lunes de Pascua, Reyes Magos, Corpus, algún atisbo de carnaval, a pesar de la
prohibición en la época…) pero la que se tomó como fiesta grande fue el día de
la Virgen del Carmen.
El día 16 de julio, todo el mundo
se vestía con sus mejores galas y las niñas y los niños hacían la Primera
Comunión.
Los días previos ya se andaba
preparando las andas para poner en ellas a la Virgen y adornarla con flores y
helechos. En paralelo, se habían sacado todos los pupitres de la escuela, que
se quedaba vacía y se colocaba en ella unas largas mesas cubiertas con manteles
de color azul claro. El día anterior a la festividad, todos los niños llevaban
un vaso o taza y se le ponía su nombre. Se estaba preparando la gran
chocolatada.
Comenzaba el día con una misa en la
que las niñas y niños tomaban su primera comunión y posteriormente se hacía una
procesión llevando en andas a la Virgen del Carmen por todo el poblado: plaza,
chozas y casa forestal para regresar posteriormente a la iglesia.
Una vez de vuelta, todas las niñas
y niños de la escuela entraban en ella, cada uno se colocaba donde estaba su
taza y se le servía chocolate con galletas. Era la manera de celebrarlo, para
todos igual y para todos lo mismo, no había diferencia, aunque posteriormente
cada uno en su casa lo celebraba como mejor le parecía. Era un día grande en
honor a la Virgen del Carmen que seguro todos recordamos con alegría y cierta
añoranza.
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